No era la primera vez que lo descubría, a través de las cámaras de seguridad, ocultando con cierto disimulo debajo del abrigo el libro elegido. Pero había decidido no intervenir. Para este vigilante, acostumbrado al hurto de consolas y licores, el hecho de que aquel hombre se apropiara exclusivamente de libros le provocaba una alegría difícilmente explicable. Por fin alguien interesado en la cultura - se decía mientras lo veía abandonar el hipermercado con un marcado bulto asomando del gabán.
Cierto día quiso la casualidad que camino al trabajo reparara en una pequeña librería de reciente apertura que presumía de ofrecer las últimas novedades literarias a precios económicos. No supo el tiempo que estuvo allí ante el escaparate con la mirada fija en aquel hombre tantas veces visto por las pantallas mientras orgulloso colocaba uno a uno los libros en la estantería.
7 comentarios:
He de aclarar que se trata de un relato inventado. Este comentario va destinado a mis compañeros de trabajo. Nos vemos.
Jopé, pues si con lo que "distrajo" le dio para montar una librería... Eso es mucho chorizar...
Menos mal que es inventado, porque si no ya veo yo a uno mirando a Cuenca.
Eres un blando. Ese, al cuartillo y denuncia al canto; ya sabes: hurto del art. 623.1 del código penal en grado de tentativa. Una pequeña multa, las costas y dos horas extra para ti. Que te estás amariconando...
Un saludo.
jejej, original texto. Uno no se puede fiar de nadie, y menos de los que leen libros :p
Saludos, y estupendo blog ;)
Gracias por el comentario. Y siguiendo el camino he hallado tu blog. Bonito lugar donde perderse.
Bueno, bueno.. Siempre hay que sacar lectura positiva en lo que sucede. Virlar libros para que otros lean, aún cuando implica el ánimo de lucro de un pobre diablo, es contribuir a la cultura, no?
Muy ocurrente.. Felicidades!
Gracias por el comentario y bienvenido a este pequeño rincón Esencia de Nebulosa.
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